El papel del área de Gestión Humana en la Innovación va más allá de solo hacer una Lluvia de Ideas


Ya no podemos hablar que el papel de los líderes que gestionan el talento humano se limita solo a la gestión de los procesos administrativos de personal, o a la implementación de actividades formativas y de bienestar para cumplir unos indicadores que a simple vista pueden validar el interés de la empresa en las personas, pero que a la mínima crisis, no pueden demostrar su valor y son el primer recorte presupuestal en las organizaciones. 

La gestión de RR.HH en la última década ha venido en un proceso de evolución, transformando su labor a una misión de ser piedra angular en las organizaciones, que afecta no únicamente lo administrativo sino también la toma de decisiones para establecer estrategias de gestión humana de carácter global y de desarrollo organizacional que posibiliten a las empresas el incremento de su competitividad. 

En este nuevo contexto, el área de gestión humana entra a jugar un rol clave para consolidar los retos de las organizaciones y las nuevas realidades empresariales que definen esta era actual. Una realidad con continuos cambios, incertidumbres, riesgos y amenazas imprevistas, que requieren organizaciones creativas e innovadoras, capaces de diseñar nuevos planteamientos, capacidades y actitudes.


En esta transformación de “empresas tradicionales” a “organizaciones innovadoras”, el primer paso que los líderes de la gestión humana deben comprender, es que una organización innovadora va más allá de ser una organización simplemente creativa. 

Una Organización Creativa es aquella que tiene la capacidad para generar de manera fácil, eficiente y continua nuevas ideas para desarrollar o mejorar nuevos productos o procesos. Por otra parte, una Organización Innovadora es capaz de llevar esas ideas a la creación de productos exitosos en el mercado o procesos que optimicen las operaciones de la organización.

El no tener clara esta diferencia ha sido la primera dificultad para que la gestión humana se limite a un apoyo enfocado en la creación de una cultura creativa pero no innovadora; dejando su papel principal al diseño de buzones de sugerencias,  ejercicios de tormentas de ideas y lluvias de pensamientos, que llega a ser en su mayoría solo unas ideas premiadas, que implican unos gastos para que los colaboradores tengan la percepción sobre la preocupación de que la organización escucha sus sugerencias. 

No se trata de minimizar el valor a las campañas y actividades que se generan en las organizaciones para potenciar la creatividad de los colaboradores, puesto que son procesos iniciales fundamentales en el desarrollo de una cultura creativa; se trata de entender que estas actividades representan sólo un 5% en lograr que una organización sea innovadora.

Thomas Edison dijo “la innovación es 1% de inspiración y 99% de transpiración”
y esta es la principal característica que hace la diferencia de una empresa innovadora respecto a otra, en el 1% es en el que la mayoría de las empresas se concentran en idear (creatividad) y en el 99% las que realmente se dedican a genera valor (innovar). 

Generar valor entonces implica pasar de la idea a una acción exitosa, para esto es necesario que las empresas trabajen en doble vía, la primera en desarrollar una cultura creativa y de innovación abierta, plana y participativa con equipos de alto desempeño visionarios y arriesgados en la toma de decisiones; y la segunda, en implementar actividades de gestión de innovación como la inteligencia competitiva, la vigilancia tecnológica, la gerencia de proyectos y la estructuración de modelos de negocios para llevar las ideas exitosamente al mercado.

Tomado de: http://dicamora.blogspot.com.co/

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